Pantallas, riesgos y señales de alerta: una guía para padres frente a la violencia digital
En Uruguay, las denuncias por ciberacoso y grooming vienen en aumento, según ha advertido la Fiscalía General de la Nación, y cada vez más familias se enfrentan a situaciones que no siempre saben cómo manejar.
La violencia digital no siempre se ve. No deja marcas físicas, pero puede generar miedo, angustia, aislamiento y cambios profundos en el comportamiento de hijos e hijas. Por eso, el rol de los adultos es clave.
Estas señales no confirman un problema por sí solas, pero merecen atención y diálogo.
Especialistas y organismos coinciden en que hay cambios que pueden indicar que algo no está bien en el mundo digital:
- Evitan usar el celular o, por el contrario, no se despegan de él y se muestran ansiosos.
- Cambios bruscos de humor después de conectarse.
- Aislamiento, tristeza o pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban.
- Miedo a recibir mensajes o notificaciones.
Qué hacer si sospechás o confirmás una situación de violencia digital
🔹 Escuchar sin juzgar
El primer paso es generar confianza. Evitar reproches o reacciones impulsivas ayuda a que chicos y chicas se animen a contar lo que está pasando.
🔹 No minimizar el problema
Frases como “no le des bola” o “apagá el celular” pueden hacer sentir que no están siendo tomados en serio. Para ellos, lo que pasa online es parte de su vida real.
🔹 Guardar pruebas
Mensajes, capturas de pantalla, audios o perfiles falsos pueden ser fundamentales si se necesita denunciar. No borrar nada sin antes registrar la situación.
🔹 Acompañar, no controlar
Hablar sobre privacidad, configuración de redes y bloqueos es más efectivo que revisar el celular sin consentimiento. La prevención se construye con diálogo.
🔹 Buscar ayuda si es necesario
En Uruguay, situaciones graves como grooming, amenazas o difusión de imágenes íntimas pueden denunciarse ante Fiscalía. También existen líneas de orientación y apoyo desde el Estado y centros educativos.
Educar para un uso seguro
Hablemos con nuestros niños sobre qué compartir, con quién hablar, qué hacer ante algo incómodo y a quién recurrir. No se trata de prohibir, sino de dar herramientas.
La violencia digital no es un problema “de internet”, es un problema social que atraviesa hogares, escuelas y comunidades. Estar presentes, escuchar y acompañar puede marcar la diferencia entre atravesar una situación en soledad o sentirse protegido.
Porque cuando el acoso pasa por el celular, el acompañamiento adulto sigue siendo fundamental.
